algo que sale


Son las 10 de la mañana de un miércoles de Julio en el que las cosas podrían salirme mejor.
Los autos vienen de frente a chocar contra mis expectativas, y yo sigo acá parada.
Tengo en la cara pelotazos que han venido desde todos los puntos cardinales.
Y vos no sé desde qué lado saltaste.

No sé como decirte que la quietud que llevo conmigo intenta disfrazar todo el caos que me habita y que no es para cualquiera. Soy la intensidad que un día admiré de otros
y al mismo tiempo una pared difícil de atravesar. Eso que te deja mirándome a frente arrugada porque no me vas a entender nunca.

Cuando lloro las lágrimas me empiezan en la panza.

Suben hasta mis ojos tocando todo lo que está a medio romper. Entonces cuando me sale la primera ya no puedo detener el mundo que se me escapa, lo lluevo todo.
Y es agua.
Y es fuego.
Después es suspiro, es libertad, es el abrazo que me doy porque me quiero fuerte.
¿Del norte venís?, ¿abrazan bien ahí?
Sé que los fenómenos climáticos que llevo conmigo podrían dejarte a mitad de camino sin saber si retroceder o avanzar. 

Por favor no me des a elegir.

No quiero más golpes por la espalda, y todo lo que haya que decir que sea de frente, a ojos abiertos, a orgullo cerrado.
Crucé hasta puentes rotos para estar acá pero los callos que tengo en los pies no me van a endurecer el alma. Sé que no voy a abandonar ahora.
Me quedan aproximadamente dos mil ciento sesenta y cuatro
palabras por decir.

Las cosas podrían salirme mejor.

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